Todas las etapas de la vida son maravillosas. Pero hay que reconocer que la de los dos a los cuatro años puede ser un auténtico tesoro. Si bien esto es cierto, también puede convertirse en una auténtica pesadilla, pues empiezan a manifestarse entonces las temidas rabietas. Es en ese preciso instante en el que los educadores desearíamos tener un botón que apagase a los niños, o, al menos, uno que nos auto-desconectara a nosotros. Por ello, en este artículo te explicamos cómo la educación emocional ayuda a prevenir las rabietas infantiles.
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¿Cuándo debo preocuparme?
Si tu hijo tiene rabietas, tenemos buenas noticias. Lo primero que debes saber es que tener rabietas es completamente normal de los 18 meses a los 4 años. Incluso puede ser bueno si no se repiten con una frecuencia excesiva. Y es que las rabietas son una forma de manifestación del carácter y un deseo de comunicación con el entorno. Sí, se trata de una forma de comunicación muy primitiva, pero, al fin y al cabo, siempre hay que mirar el lado bueno de las cosas. En cualquier caso, prevenir las rabietas es la mejor opción tanto para los niños como para los educadores.
- Para hacerse a la idea, aproximadamente el 35 % de los niños de 2 años tienen al menos una rabieta a la semana. Hacia los 6 años ya desaparecen, puesto que los niños desarrollan otro tipo de estrategias de expresión emocional.
- Como ya sabrás, las rabietas duran poco tiempo (aunque han llegado a registrarse episodios de incluso 45 minutos de llanto y gritos ininterrumpidos). Durante estos “ataques”, los niños gritan, lloran, patalean y se comportan de manera violenta consigo mismos y con su entorno. Así que si te preocupa que tu hijo sea raro porque se tira de los pelos o se araña cuando tiene una rabieta, mantén la calma porque esto también es normal.
¿Por qué los niños tienen rabietas?
Un niño de esta edad se expresa verbalmente con dificultad. Además, camina pero a menudo se cae. Puede manipular objetos más o menos grandes según sus deseos. Pero, de pronto, sus ansias de independencia, de autonomía y de descubrir el nuevo mundo chocan de frente con dos factores importantes: sus limitaciones propias y las que le imponen sus cuidadores.
Es en ese momento en el que el niño descubre la auténtica frustración y estalla la rabieta. Esto es debido a que el cerebro emocional del niño es todavía muy primitivo y no ha aprendido ni desarrollado las competencias necesarias para abordar su frustración de otra manera. En concreto, existen dos tipos de rabietas:
- Comunicativas: el niño busca llamar la atención sobre algo que le produce un fuerte desagrado o frustración.
- Instrumentales: el niño las utiliza para conseguir algo que desea y que consiguió en el pasado mediante una rabieta.
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¿Cómo prevenir las rabietas infantiles? 15 herramientas
- Tú pones los límites, no él.
- Los límites deben ser pocos, muy claros y siempre los mismos, de manera que el niño entienda lo que está bien y lo que está mal.
- Evitar que se fatigue, ya que esto disminuye su capacidad de autocontrol.
- No sobreestimularlo cuando se acerque el tiempo de descanso.
- Enfrentarle a tareas adecuadas a su nivel de desarrollo.
- Evitar los cambios bruscos de actividad que producen frustración. Resulta mejor hablar con el niño para avisarle de que un cambio se aproxima. De esta manera, tiene tiempo de modular su respuesta emocional al cambio y le ayudamos a afrontar una situación frustrante.
- No ceder ante las rabietas por la presión social u otro tipo de factores. Si no, el niño aprende que en determinadas situaciones esa conducta funciona para conseguir su propósito.
- Mantén la calma. No puedes pedirle a un niño que se controle si tú mismo pierdes los papeles.
- Hacerle entender que su conducta es inadecuada.
- Debe cumplir su obligación después de que haya superado la rabieta.
- Ignorarle durante la rabieta. Prestarle atención reforzaría esa conducta.
- Una vez que ha pasado el momento más explosivo de la rabieta, es bueno abrazarle para que termine de calmarse. Conforme se va tranquilizando, le puedes explicar suavemente al oído la situación y las cosas que no te han gustado y por qué. También le puedes decir que entiendes cómo se siente porque a ti también te pasa, pero que, si quiere, le puedes enseñar a no explotar así la próxima vez.
- Finalmente, si ya tiene edad para hablar, pídele que te explique por qué se ha puesto así. De esta forma, contribuyes a que él crezca en autoconocimiento y, además, tú también le conocerás y podrás ayudarle mejor la próxima vez que le suceda algo parecido.
- Es importante saber que algunos trastornos como el déficit de atención o el retraso en el lenguaje dificultan el manejo de las rabietas.
- Una forma de prevenir las rabietas es el time out. Consiste en hacer que el niño abandone el lugar donde se ha producido la rabieta. «El lugar del time out debe ser aislado, aburrido, donde no encuentre ningún estímulo (televisión, cuentos…) ni pueda jugar».(1) Para ello puede ser útil hacer un rincón de la calma.
¿Cómo trabaja las rabietas el Programa de Educación Emocional Be Happy?
A pesar de que para los 6 años en principio las rabietas ya han desaparecido, Be Happy enseña a prevenir las rabietas de la siguiente manera:
- Entrevistas a personajes famosos. En concreto, los niños trabajan el tema del autocontrol a través de la lectura de una entrevista realizada al nadador olímpico Michael Phelps. En ella, el campeón relata las dificultades que tuvo desde en su infancia cuando le diagnosticaron Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Además, cuenta cómo encontró en la natación su herramienta definitiva para encauzar y dominar toda su energía. Por último, los niños profundizan en esta historia de superación a través de un pequeño debate (lo puedes ver en la imagen abajo).
- Cuentos emocionales. Este recurso utiliza la terapia narrativa para que los niños aprendan a pensar antes de actuar. Así, se identifican fácilmente con una historia divertida protagonizada por un personaje muy parecido a ellos.
- Efecto dominó. Consiste en una herramienta emocional de acción. Normalmente, determinadas situaciones que vivimos desencadenan emociones y pensamientos concretos. Con esta herramienta, los niños aprenden a gobernar sus pensamientos y, en consecuencia, sus acciones derivadas de estos.
- Mi diario emocional. Se trata de una herramienta emocional muy práctica con la que los niños aprenden a conocerse mejor y a identificar aquellas situaciones que les producen frustración y desagrado. De esta manera, aprenden a prevenir las rabietas o los ataques de ira.
Por todo esto, prevenir las rabietas puede ser la mejor opción en muchas ocasiones. Pero lo más importante ante una rabieta es ser conscientes de que, por molesta e irritante que sea, el niño necesita nuestra ayuda. No solo hay que prevenir las rabietas. Debemos enseñarle herramientas necesarias para que aprenda a gobernar su frustración, ya que seguirá experimentándola en muchas otras ocasiones durante toda su vida.
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Bibliografía
1.Pernasa, P. D., & de Luna, C. B. (2005). Las rabietas en la infancia: qué son y cómo aconsejar a los padres. Pediatría Atención Primaria, 7(25), 67-74.
2. Renati, R., Cavioni, V., y Zanetti, M. A. (2011). “Miss, I got mad today!”: The Anger Diary, a tool to promote emotion regulation. The International Journal of Emotional Education, 3, 1, 48-69.
3.Vallejo, M. P. (2010). Las rabietas. Innovación y experiencias educativas.
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