A. nos cuenta en clase, 3º ESO, que esta mañana robó el móvil a una compañera de su instituto. Lo cogió sin que se diera cuenta. Lo cuenta con sencillez y honestidad admirables. Sin asomo de vergüenza ni pudor.
Yo miro de reojo a un lado y al otro para ver las caras de sus compañeros. Impasibles. Y yo no encuentro las palabras acertadas para intervenir.
Es la propia A. la que salva la situación. Prosigue su historia. Ya con el móvil en su mochila, se lo ha pensado mejor, y le ha devuelto el teléfono a su compañera. Menuda faena quedarse sin móvil.
Y yo respiro aliviada.
Unas semanas antes habíamos comentado en clase un breve fragmento de Las mil y una noches. Alí Babá, agazapado tras unos arbustos, descubría una cueva llena de tesoros. De unos ladrones. Y se hacía rico gracias al célebre «Ábrete Sésamo» que escuchaba a los ladrones al entrar.
Pero sí, aunque fueran ladrones, aunque él fuera pobre, aunque hubiera atenuantes… eso era, sin paliativos, robar.
Quizá no tuvo nada que ver el análisis del texto, lo conversado en clase, lo que ellos mismos redactaron al hilo de la lectura, con el comportamiento de A., con la devolución de su hurto.
O quizá sí.
Y es que la vida está llena de situaciones singulares en las que hay que tomar una decisión ética, más allá de la norma.
La mejor opción no está recogida en ningún manual ni decálogo moral. La mejor opción nace de la empatía, de la compasión, de la interiorización de una serie de principios sociales que hacen del mundo un lugar mejor para vivir.
Enseñar ética en el centro escolar
¿Se puede enseñar esto en la escuela? ¿Pueden aprender nuestros estudiantes a razonar éticamente? ¿Cómo educar en el pensamiento crítico? ¿Qué tiene que ver la literatura con todo esto?
Fragmentos de clásicos como Antígona, El Quijote, Frankenstein o Matar un ruiseñor; los poemas de Bécquer o César Vallejo; algunas escenas recogidas en la literatura juvenil contemporánea… ofrecen situaciones en las que los personajes se enfrentan a dilemas éticos.
Conocer, a través de los textos, sus circunstancias, cómo afectará su decisión a los distintos agentes implicados y tomar las riendas para optar por nosotros mismos valorando las opciones de los protagonistas contribuye a la formación ética y crítica de los adolescentes.
Y también, sin duda, a la apropiación de los textos literarios, a ese sentirlos como propios que requiere una sólida educación literaria más allá de las tediosas listas de datos, fechas, obras y autores.
La literatura propicia una suerte de neutralidad ante los hechos que favorece un pensamiento crítico libre, sin consecuencias, pero que ensaya la toma de decisiones morales en la propia vida.
- ¿No se parece la decisión de Antígona de enfrentarse al mandato del rey en favor de sus principios al enfrentamiento adolescente a las inercias del grupo?
- ¿Cuál es el límite de la justicia y la libertad cuando Don Quijote decide liberar a los galeotes, presos y condenados?
- ¿Qué responsabilidad tiene el Dr. Frankenstein sobre el monstruo que ha engendrado? ¿Tiene derecho a crearlo y a rechazarlo después?
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Literatura y ética en secundaria
Se hace imprescindible, ya bien entrados en el siglo XXI, la formación ética de nuestros adolescentes. El compromiso ineludible de los ODS, la necesidad del cuidado como eje de las relaciones con uno mismo, con el otro y con el mundo y la configuración de una ciudadanía universal y planetaria nos apremian a abrirnos a nuevos enfoques educativos. Quizá no tan diferentes a los de siempre en sus cimientos, pero quizá también más urgentes que nunca.
Los clásicos han pervivido a lo largo de los siglos precisamente por su capacidad para abordar aquellos conflictos más personales y a la vez más universales; más inalterables al paso del tiempo y más persistentes en el corazón humano. Literatura y ética en Secundaria van así de la mano.
Comprender los textos, conversar sobre ellos y vincularlos a la propia realidad constituye un camino aventajado para la educación literaria y para la formación ética de los adolescentes. Este trabajo literario se apoya en tres ejes fundamentales:
- La lectura.
- El diálogo orientado y abierto.
- La producción de creaciones escritas propias a partir de todo ello.
Seleccionar los fragmentos para conocer las obras clave de la literatura universal (sus autores, sus contextos de creación… su mapa cultural), salir al paso de las dificultades de comprensión que puedan presentarse (obtener información, elaborarla, interpretarla, reflexionar sobre ella…), localizar los conflictos éticos que se plantea en todo contexto y conversar sobre ello (hechos, valores, deberes…) permitirá a nuestros estudiantes acercarse a la literatura de otro modo, ensayar sus propios razonamientos éticos y abordar la lectura desde un eje vital: me interesa, me afecta y tiene que ver con mi propia vida.
¿No es la literatura una herramienta privilegiada para ello?
En este enlace se ofrece en abierto el análisis de quince textos clásicos y contemporáneos, universales y juveniles a partir de los cuales se propone un trabajo que vincula literatura, ética y formación personal. Una gran ayuda para trabajar literatura y ética en secundaria.
Paloma Jover (docente especialista en literatura infantil) Paloma-jover (webnode.es)
Expertos en comprensión lectora
Las principales áreas de investigación y los autores de referencia de la comprensión lectora.