Sí. No. Nunca. ¡Qué guapo estás! ¿Otro suspenso? Por tu culpa. Gracias. Perdón. Quizás. Adiós. Como dice Luis Castellanos, autor de La ciencia del Lenguaje Positivo, las palabras «activan la vida», son mágicas. Por eso, podemos sacar partido de esta magia usando el lenguaje positivo en el aula. Aquí tienes una guía para docentes de buenas prácticas de lenguaje positivo.
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¿Qué es el lenguaje positivo?
El lenguaje positivo es la destreza de tomar conciencia de las palabras que decimos y elegir las que muestran el lado favorable de la realidad. Parte de la premisa de que las palabras tienen un poder transformador. Son mágicas, si las elegimos bien.
Por eso, el filósofo Luis Castellanos resume así el lenguaje positivo:
«Cuida tu lenguaje y él cuidará de ti».
Lenguaje positivo sin hablar
Los profesores se pasan el día hablando y son grandes comunicadores. Pero todo comunica, no solo las palabras. Así que hay que empezar por cuidar el lenguaje no-verbal.
La magia del lenguaje positivo comienza por:
- Escuchar. La palabra que más transforma es el silencio. Deja hablar a tus alumnos. Déjate sorprender.
- Actitud. Es importante tener buena disposición, porque el docente es el modelo a seguir de los alumnos.
- Cuerpo. Es el primer instrumento del maestro. Dice mucho si tu cuerpo está agarrotado y tenso o sereno y abierto, si te mueves por el aula o te atrincheras detrás de la mesa.
- Mirada. ¿Miras a los ojos a los alumnos o lo evitas? Si los miras, ¿cómo les miras? ¿Con reticencia o con ilusión?
- Sonrisa. Ver que el docente sonríe, implica al alumno y lo anima a escuchar y participar.
- Voz. Cuida el volumen, la velocidad, la entonación, los silencios y tus cuerdas vocales para no perder la voz.
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Palabras habitadas vs. Palabras killer
¿Has calentado la voz? Comencemos a hablar. En el libro Educar en lenguaje positivo, Castellanos compara el lenguaje positivo, al que llama «palabras habitadas», con el negativo, «palabras killer». Hemos tomado algunos ejemplos:
Palabras habitadas | Palabras killer |
Hoy puede ser un gran día | Otro día más |
Voy a darlo todo | Hay que aguantar |
Buenos días, chicos, ¿qué tal estáis? | A callar, que empezamos |
Hoy tenemos muchas cosas interesantes que aprender, os cuento… | Abrid el cuaderno y copiad |
Aquí hay un error y aquí acertaste con esta observación | Está mal |
Gracias | Ya era hora |
Perdóname | No es mi culpa |
Decálogo de buenas prácticas de lenguaje positivo para docentes
Llegó la hora de la magia. Aquí tienes diez prácticas de lenguaje positivo para mejorar tus hábitos lingüísticos y aprovechar el poder de las palabras en el aula:
- Apunta tres palabras o frases que usen habitualmente tus alumnos.
- Ahora las tres palabras que tú más digas.
- ¿Qué tres palabras te gustaría que dijesen de ti en tu funeral?
- Piensa en un momento feliz de tu vida y nárralo como mínimo en 100 palabras.
- Lleva un diario de gratitud en el que apuntes todos los días tres cosas por las que des las gracias.
- Crea un diccionario de palabras positivas de la clase y anota con tus alumnos palabras que os transmitan paz y alegría.
- Escribe una palabra o frase en la pizarra para empezar una clase.
- Haz lo mismo, pero eligiendo la palabra del mes en la sala de profesores.
- Anota en tu casa una palabra o frase que te guste.
- Evalúa a tus alumnos con una carta contando a cada uno qué piensas de su curso.
En definitiva, las palabras dejan huella. Por eso el lenguaje positivo es una oportunidad para cuidar la huella que un docente puede dejar en sus alumnos. Si quieres saber más sobre cómo hacer de las palabras tu mejor aliado, el programa para secundaria de comprensión lectora Entrelíneas fomenta en los adolescentes el gusto por la lectura. Y en primaria, el programa Abrapalabra busca mejorar la comprensión lectora de los niños. Esto sí que es magia.
Bibliografía
Cassany, D. (2021). El arte de dar clase, Barcelona: Anagrama.
Castellanos, L. (2017). Educar en lenguaje positivo: El poder de las palabras habitadas. Barcelona: Paidós Educación.
Finkel, D. (2008). Dar clase con la boca cerrada, Valencia: Publicacions de la Universidat de Valencia.
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