La educación en virtudes es una meta apasionante, pero también agotadora, y más en el aula. ¿Qué virtudes enseño? ¿Cómo las adapto a la edad? ¿Cómo hacer que no sea un rollo? Si estás buscando ideas y materiales para tu colegio, este artículo es para ti.
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¿Qué son las virtudes?
Empecemos por el principio: una virtud es lo que clásicamente se ha definido como hábito operativo bueno. Aunque parezca algo técnico, las tres palabras están muy bien pensadas:
- Hábito: práctica que se adquiere cuando se realiza algo muchas veces.
- Operativo: en acción, no solo teórico.
- Bueno: lo contrario de malo, es decir, que construye, que edifica, que perfecciona.
También podemos encontrar otras definiciones más elaboradas:
«Disposición habitual para la realización de una acción que perfecciona al que la realiza y le ordena a la plenitud, característica de la vida buena» (USS).
Ya en tiempos de Aristóteles reflexionaban sobre las virtudes y su importancia en la vida de la persona, así que tranquilo, no empezamos de cero. Para el filósofo, la virtud es lo que hace bueno al que la tiene, a la vez que hace buena su obra.
- Por un lado, se trata de una cualidad estable que adquirimos y que mejora una potencia en nosotros. Es decir, activa una potencialidad de la persona.
- Y, por otro lado, la ayuda a obrar bien de forma habitual, es como una disposición natural y firme a hacer el bien.
La etimología también puede arrojar un poco de luz sobre el concepto de virtud. Así, en latín virtus significa ‘poder’ o ‘potencialidad’, porque está relacionada con vis: ‘fuerza’ o ‘energía’. En definitiva, las virtudes pueden ser tu oportunidad como docente para fortalecer y activar al máximo a tus alumnos.
Educación en virtudes: ¿cuáles trabajar?
Ahora bien, que las virtudes nos ayuden a actuar bien no significa que sean automáticas ni sencillas. Será necesario un gran esfuerzo para «apoderarnos» de ellas e incorporarlas tras mucho aprendizaje y puesta en práctica. Por eso hablamos de educación en virtudes.
De hecho, los docentes tienen una labor clave: guiar a sus alumnos en ese camino personal de desarrollo de las virtudes. Para lograrlo, primero debemos plantearnos qué virtudes queremos trabajar en el aula, en qué etapas y cómo hacerlo. Aquí van algunas de las principales clasificaciones de virtudes!
Virtudes según el ámbito
- Virtudes intelectuales: están relacionadas con el intelecto o la razón, y por lo tanto, con el aprendizaje. Aristóteles reconoce cinco: el arte, la ciencia, la prudencia, la sabiduría y la intuición.
- Virtudes morales: tienen por objeto directo la bondad de los actos y, por ello, requieren una elección. Podríamos llamarlas hábitos electivos. Suelen corresponder con las cuatro virtudes cardinales: prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza, y sus derivadas.
- Virtudes teologales: las relacionadas con Dios, que vienen de Él como don. Son tres: fe, esperanza y caridad.
HÁBITOS: Inteligencia | |
Prudencia | Fortaleza |
Veracidad | Responsabilidad |
Humildad | Respeto |
VIRTUDES: Voluntad | |
Justicia | Generosidad |
Amabilidad | Amor |
Paciencia | Perdón |
Clasificación de Seligman
A continuación, otra posible clasificación de las virtudes es la propuesta por el filósofo Seligman. Enumera 24 virtudes en función de la temática o el origen. Y, así, elabora estas cinco categorías:
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Cómo trabajar la educación en virtudes en la escuela
Finalmente, llegamos a la pregunta del millón: ¿cómo trabajar las virtudes (y las emociones) en clase? Hemos recopilado algunas claves para ayudarte:
- Libertad: todos somos libres, pero a veces podemos caer en la imposición o en obligar a los alumnos a ser de una determinada manera. La educación en virtudes debería ser una opción, y la opción más atractiva, por supuesto. Así, tus alumnos, especialmente los adolescentes, no se sentirán obligados, sino que descubrirán por sí mismos los beneficios de ser virtuoso.
- Ejemplos de personas virtuosas: se trata de presentar a los alumnos ejemplos de gente que supo adquirir y cuidar virtudes, a modo de inspiración. ¿Qué se consigue con esto? Plantear retos posibles, ver que se puede alcanzar una virtud determinada. Es utilizar la metodología del caso.
- Comunidad: aunque es conveniente hacer un seguimiento individualizado o tutorías personales, todo lo que sea trabajo en equipo, diálogo y escucha será enriquecedor. Opta, cuando puedas, por dinámicas grupales, conversaciones, preguntas, ejemplos de su vida, etc.
- Aprendizaje integral y transversal: te ayudará contar con un plan para cada año y para todos los cursos. Además, en la medida en que la formación humana sea un trabajo de todos los docentes, áreas y cursos académicos, se conseguirán mejores resultados.
En definitiva, se trata de hacer posible la educación en virtudes en el colegio, de concretarla: emplear recursos, tiempo, presupuesto, formación… De hacerlo real, pues el esfuerzo merecerá la pena. Ver que tus alumnos eligen libremente crecer y mejorar gracias a tu empeño… ¿Hay algo mejor?
Y como decimos, no partimos de cero. Existen muchos materiales de calidad, como el programa de educación en valores y de educación emocional Talentum, para secundaria: con historias reales, dinámicas grupales y herramientas de educación emocional que les servirán para toda la vida.
Bibliografía
Gallego, G. y Videl, S. (2018). EL VALOR O LA VIRTUD EN LA EDUCACIÓN. Vivat Academia, núm. 145, pp. 23-39, 2019. Forum XXI.
Pieper, J. (2020). Las virtudes fundamentales. Madrid: Rialp.
Seligman, M. E. (2003). La auténtica felicidad. Barcelona: Penguin Random House.
Universidad de San Sebastián. (2019). Educar en la razón y en virtudes. Desafíos formativos de la USS a la luz de su proyecto educativo.
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