En el año 2018, el IEU (Instituto de Estadística de la UNESCO) reveló la siguiente cifra: uno de cada tres adolescentes ha sufrido bullying recientemente. Los datos respecto al bullying son alarmantes y como educadores nos preguntamos: ¿qué podemos hacer para darle la vuelta al problema del bullying?
¿Existe relación entre el bullying, la baja autoestima y el rechazo paternal?
En el año 1993, los investigadores Slee y Rigby descubrieron que existían unas dimensiones de la personalidad que podían relacionarse con los patrones de conducta presentes en el acoso escolar.
- Los agresores implicados en el bullying mostraban alta tendencia al psicoticismo.
- Las víctimas de bullying mostraban alta tendencia a la introversión y a la baja autoestima.
El psicoticismo y el bullying
El psicoticismo se caracteriza por:
- Vulnerabilidad a la impulsividad y agresividad.
- Poseer baja autoestima.
- Tendencia al egocentrismo.
- Irresponsabilidad.
- Frialdad.
- Creatividad y originalidad.
- Tendencia a ser más críticos.
La introversión
La introversión se caracteriza por:
- Su pensamiento se orienta hacia su mundo interior.
- Cansancio al estar con otras personas.
- Disfrutar de actividades en soledad, como la lectura.
- Baja impulsividad.
- Atenta observación.
- Bajo número de amistades.
- Alta sensibilidad.
- Buena resolución de problemas y planificación.
Baja autoestima
La baja autoestima se caracteriza por:
- Baja percepción evaluativa de uno mismo.
- Alto desprecio por uno mismo.
- Alta percepción de poseer poco valor.
- Sentimiento de indignidad.
- Alta percepción de no merecer ser amado por otros.
Extraversión y su relación con el bullying
Más adelante, en el 2001, investigadores de la Universidad de Murcia realizaron un estudio en el que comprobaron, por una parte, que existían diferencias estadísticamente significativas en cuanto a las dimensión de la personalidad llamadas Extraversión y Psicoticismo. Además, la puntuación de ambas era mayor en el grupo de los agresores que en el grupo de las víctimas de bullying.
La extraversión se caracteriza por:
- Alta sociabilidad e impulsividad.
- Despreocupación.
- Dinamismo.
- Tendencia al juego y al riesgo.
- Alta actividad.
- Necesidad de mayor estimulación externa.
Por otra parte, en ese mismo estudio se vio cómo el grupo de las víctimas de bullying destacaba por encima del grupo agresor en autocontrol y ansiedad/timidez.
Sin embargo, este estudio no confirmó que existiera una relación significativa de baja autoestima en el grupo de las víctimas de bullying.
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¿Y qué relación existe entre el bullying y la familia?
En otro estudio realizado por investigadores de la Universidad de Extremadura observaron que existían dos variables que relacionaban adecuadamente las diferencias entre el grupo de agresores y el grupo de víctimas de bullying.
Las variables eran, en orden de prioridad:
- El afecto y comunicación recibido por su madre.
- El rechazo y la crítica realizadas por parte de su padre.
Concluyeron que el afecto y la comunicación que recibían los niños por parte de su madre se relacionaba con la tendencia a pertenecer al grupo de las víctimas de bullying. Estos niños tenían una relación más estrecha y positiva con sus madres, que parecía ser consecuencia de su personalidad más sumisa y ansiosa.
Además, vieron que la crítica y el rechazo por parte del padre, unido a la falta de afecto y comunicación de la madre, eran factores de riesgo para pertenecer al grupo de los agresores en los casos de bullying.
El afecto maternal define mejor al grupo de las víctimas
Investigadores como Lafferty, Tapia y Marsh, entre otros, demostraron que las mujeres en general mostraban mayor empatía y reconocimiento de emociones ajenas. Esto les predispone a mostrar una interacción más protectora y afectiva hacia sus hijos más sensibles e introvertidos.
Además, otros autores demostraron que
las madres ejercen una mayor influencia en la autonomía y la autoestima de sus hijos que los propios padres.
¿Cómo influyen los padres en el grupo agresor?
Este mismo estudio, y muchos otros, concluyen que el rechazo y la crítica percibida por el hijo, especialmente por parte del padre, unido a la baja comunicación y escaso afecto por parte de la madre, se consideraban factores de riesgo de pertenecer al grupo de agresores en los casos de bullying y de presentar conductas de agresividad y delincuencia.
Además, observan que los varones, en general, perciben con mayor intensidad el rechazo y las críticas por parte de su padre.
Conclusiones
En general, el grupo de los agresores se caracterizó por:
- Varones de complexión física fuerte que establecen una relación de agresividad y violencia con aquellos a los que consideran débiles o cobardes.
- Muestran elevada autoestima, asertividad y, en ocasiones, llegan a ser provocativos.
- Tienden al psicoticismo y a la extraversión.
- Perciben rechazo y crítica, especialmente por parte de su padre.
- Baja comunicación y escaso afecto por parte de la madre.
Además, numerosos estudios, entre ellos uno de la Universidad de Granada, concluyen que:
- Los niños presenciaban actos de bullying y acosaban más que las niñas.
- El sexo masculino es factor de riesgo de implicación en todos los caso de bullying, excepto en el caso de la maledicencia, que se asocia más al sexo femenino.
En general, el grupo de las víctimas suele:
- Mostrar complexión física débil o alguna característica destacable como usar lentes de visión, obesidad…etc.
- Son personas altamente tímidas, retraídas y con tendencia al aislamiento social y al disimulo.
- Obtienen puntuaciones mucho más altas en neuroticismo, caracterizado por la inestabilidad emocional, elevada ansiedad e introversión.
- Son más sumisos y sensibles y parece que por ello tienden a recibir mayor afecto, protección y comunicación por parte de sus madres.
- Los datos no son concluyentes en cuanto a la autoestima.
A la luz de estas conclusiones sobre los factores relacionados con los agresores y las víctimas de bullying, hay que tomar los datos con cautela, ya que no todos los niños establecen pautas de relación interpersonal de la misma forma.
Además, estos estudios sobre el bullying cuentan con limitaciones, como que la evaluación de algunas variables como la aceptación/rechazo parental se realizó a través de autoinformes, con el consiguiente sesgo que eso supone o el hecho de que los grupos estudiados, tanto de agresores como de víctimas, poseían diferencias importantes en número.
Esperamos que este post te ayude a abordar el problema del bullying de una manera más eficaz. Desde luego, el estilo afectivo de la familia influye en los vínculos que establecemos en la vida. Por eso en VOCA proponemos educar esa afectividad con el programa de valores y educación emocional Talentum. ¡Gracias por leernos!
Bibliografía
Cerezo Ramírez, F. (2001). Variables de personalidad asociadas en la dinámica bullying (agresores versus víctimas) en niños y niñas de 10 a 15 años . Anales de Psicología, 17 (1), 37-43.
Chacón Cuberos, Ramón & Martinez Martinez, Asuncion & Sánchez, Manuel & Espejo-Garcés, Tamara & Valdivia-Moral, Pedro & Zurita Ortega, Felix. (2015). Relación entre bullying, género y actividad física: estudio en escolares de la provincia de Granada. TRANCES: Revista de Transmisión del Conocimiento Educativo y de la Salud. 7. 791-809.
León del Barco, B., Felipe Castaño, E., Polo del Río, M., & Fajardo Bullón, F. (2015). Aceptación-rechazo parental y perfiles de victimización y agresión en situaciones de bullying. Anales De Psicología, 31(2), 600.
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