Quiero perdonar, pero no puedo

Aprender a perdonar es algo que puede superar nuestras propias fuerzas. Esta historia de perdón puede que te ayude a perdonar a esa persona que seguramente tengas ahora mismo en mente.

«No voy a decir que espero que te pudras y mueras, como le ha pasado a mi hermano. No iba a decir esto delante de mi familia ni de nadie, pero ni siquiera quiero que vayas a la cárcel. Quiero lo mejor para ti, porque eso es lo que (mi hermano) Botham hubiera querido». Su capacidad de perdonar y su testimonio están conmoviendo al mundo entero. 

 

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La historia de Brandt

Hace un año, una policía de Texas volvió a casa después de un largo turno. Al entrar en la que pensó que era su casa, vio cómo un hombre de raza negra comía helado frente al televisor y lo confundió con un ladrón.

 

Sin pensarlo dos veces, le disparó.

 

Resultó que ella se había confundido de apartamento y había entrado en otro piso, el de Botham, quien finalmente falleció.

El testimonio de perdón del principio lo pronunció el hermano de la víctima, Brandt. Durante el juicio por la muerte de su hermano, le preguntó a la jueza si podía abrazar a la acusada. La policía, Amber Guyger, y Brandt se unieron finalmente en un abrazo en medio del juzgado, dejando a todos los presentes profundamente emocionados. Y es que resulta hermoso contemplar cómo alguien es capaz de perdonar a una persona que le ha arrebatado tanto.

¿Qúe es el auténtico perdón?

En la última década han sido numerosas las investigaciones internacionales centradas en la psicología del perdón. Parece una consecuencia del auge de la psicología positiva. Y es que esta considera el perdón como una gran fortaleza humana por sus efectos positivos sobre el bienestar y la felicidad de las personas.

  • Por una parte, hasta ahora no se le había dado importancia al tema del perdón, pues se había relegado su estudio a ciencias como la teología y la filosofía.
  • Por otra parte, siempre ha existido cierta controversia en cuanto a la definición del auténtico perdón.
    • Concretamente, hay autores que piensan que perdonar significa liberar de la culpa y su responsabilidad al agresor al que se le perdona.
    • También hay quienes piensan que perdonar es una forma de sumisión.

Sin embargo, todo el que ha tenido la experiencia de poder perdonar algo grande sabe de lo que estamos hablando. Tal y como afirma Echeburúa, catedrático de la Universidad del País Vasco,  «El verdadero perdón es un don gracioso del ofendido al ofensor […].

 

El perdón es un acto de generosidad y supone la cancelación voluntaria de una deuda.

 

Otorgarlo no es un acto de justicia, porque nadie tiene derecho a reclamar el perdón del ofendido, sino que es un acto de generosidad».

Y es que el autor lo define así para hacer hincapié en que es un regalo especial. Por ello, la experiencia nos enseña que nadie es capaz de perdonar únicamente por su propia voluntad. Cuando experimentamos el verdadero sentimiento de perdón, es como si algo superior a nosotros nos invadiera. Es entonces cuando sentimos que hemos perdonado de verdad. Entonces, ¿no hay nada que podamos hacer?

 

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¿De qué depende mi capacidad para perdonar?

La percepción de la ofensa
En la historia que leíste al principio del artículo, se veía que la policía texana nunca quiso ofender a nadie. Fue un desafortunado incidente y siente profundamente su error.

La historia anterior
Es decir, el vínculo entre víctima y agresor condicionará la facilidad o dificultad para perdonar.

Tu sistema de valores
Las personas que han sido educadas al margen del rencor y que son optimistas, tienen más facilidad para perdonar. Por eso, no es bueno decirle a un niño cuando no nos hace caso: «Yo luego te haré lo mismo a ti”. Es bueno que aprenda a no hacer a los demás lo que no le gustaría que le hicieran a él, pero hay otras maneras mejores que la venganza para mostrárselo.

La actitud del ofensor
Aquí es importante considerar los pasos que haya dado el ofensor. Echeburúa explica que el ofensor debe mostrar «reconocimiento del daño realizado, arrepentimiento, compasión con la víctima y solicitud de indulgencia, así como algún tipo de reparación. Solo así se puede conseguir descargar el malestar emocional experimentado”.

La educación emocional
Muchos estudios relacionan las habilidades emocionales con la menor tendencia a guardar sentimientos de rencor en el tiempo. En cambio, las personas que tienen ataques de ira descontrolados o síndromes depresivos se comportan con mayores niveles de resentimiento.

¿Qué puedo hacer para perdonarle?

Esta es la pregunta que surge en nuestro interior cuando nos agravian y deseamos perdonar de corazón, aunque algo en nuestro interior se resista. Es el momento de pasar a la acción.

Paso 1. Estar abiertos

Si estás en este punto, significa que vas por buen camino. El deseo de perdonar es el punto de partida y un paso muy importante. Por desgracia, muchas personas viven durante años ancladas en el rencor de una ofensa pasada que no consiguen superar. Y es que el rencor, la memoria y el deseo de venganza son nuestros mayores enemigos a la hora de perdonar.

Paso 2. Perdono, pero no olvido

Esta frase tan a menudo aliada con la venganza es otra de las claves para perdonar. Y es que perdonar no es olvidar. Es más, tal y como explica Echeburúa en su artículo, para perdonar es necesario recordar el agravio. Porque «reconciliarse con el ofensor solo puede tener sentido cuando han existido unos vínculos previos entre la víctima y el ofensor».

Pero la memoria debe estar libre de ira. «La memoria sin ira, sin afanes vengativos, no abre, sino que cierra las heridas». Y esta es una de las claves para curarse.

Paso 3. Ponerse en el lugar del otro

Seguramente estarás pensando: «Sí, claro… ¿Y quién se pone en mi lugar?». Hay miles de formas de agraviar a alguien y miles de motivos por los que pensamos que nos va a ser imposible perdonar.

Sin embargo, Brandt, el héroe de nuestra historia, tiene muchas virtudes. Para poder perdonar, Brandt se pone en el papel de la víctima, su hermano Botham, y en el del agresor, la policía de Texas. Si hay algo en esta historia que le mueva a Brandt a perdonar a la policía es tanto el amor y admiración que siente por su hermano fallecido, como el dolor y el arrepentimiento que percibe por parte de la policía.

Quiero lo mejor para ti, porque eso es lo que Botham hubiera querido

Consecuencias del auténtico perdón

  1. Ya no vives atormentado. Algo en tu interior se libera. Pesas menos.
  2. Te sacudes el yugo del pasado.
  3. Mejora tu salud. De pronto deja de dolerte tanto la espalda o eso que siempre te daba la lata.
  4. Además, te reconcilias contigo mismo. Te sientes mejor persona y tu autoestima parece crecer. Te ves diciéndote a ti mismo: «Vaya, nunca pensé que lo lograría».
  5. Finalmente, recuperas tu paz interior y te sientes mejor.

Esperamos que os haya gustado el artículo de hoy. Si no, siempre podéis intentar perdonarnos… (; Podéis ver aquí el video del abrazo entre la policía tejana y Brandt. Es conmovedor. Para no perderte nada, ¡suscríbete a nuestro blog!

Bibliografía

1. Echeburúa, E. (2013). El valor psicológico del perdón en las víctimas y en los ofensores. Eguzkilore27, 65-72.
2. Prieto Ursúa, M., Carrasco Galán, M. J., Cagigal de Gregorio, V., Gismero González, M. E., Martínez Díaz, M. P., & Muñoz San Roque, I. (2012). El Perdón como Herramienta Clínica en Terapia Individual y de Pareja.

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